Debo comenzar diciendo que poco había oído hablar previamente acerca de esta ciudad al este de Europa. Sabía que era capital de Bulgaria y poco más, lo que la gran mayoría presume de conocer jajaja.
Ya hacía un tiempo que llevaba en mente descubrir más sobre los olvidados países del Este. Aquellas incógnitas viajeras, pues no son destinos tan turísticos como Londres, París o Roma. Así que gracias a las aerolíneas de bajo coste, que me bombardearon con grandes ofertas de vuelos, decidí que este año era el momento de visitar uno de estos misteriosos países. Me decanté por Bulgaria porque me habían hablado maravillas de ella, de sus gentes, su cultura, tradición y, obviamente, el hecho de que está muy bien comunicada con el resto de principales ciudades europeas y que es un destino barato.
A pesar de ser un país con más de 2000 años de antigüedad es bastante nuevo en el aspecto turístico.
Sofia es una ciudad con mucha historia, por la que han pasado griegos, romanos, otomanos y soviéticos, algo que hace que tenga una mezcla de costumbres y tradiciones que la hacen muy rica culturalmente hablando. El país es, además, segundo lugar de residencia de muchas familias rusas, griegas, macedonias, rumanas y demás países con los que limita, pero cada vez más se está abriendo a un mercado más internacional. Jóvenes de todas partes del mundo, especialmente del oeste de Europa, tenemos esa intriga por descubrir los secretos que esas tierras esconden. Por lo que es un destino con un gran potencial turístico.
Sofia es una ciudad con mucha historia, por la que han pasado griegos, romanos, otomanos y soviéticos, algo que hace que tenga una mezcla de costumbres y tradiciones que la hacen muy rica culturalmente hablando. El país es, además, segundo lugar de residencia de muchas familias rusas, griegas, macedonias, rumanas y demás países con los que limita, pero cada vez más se está abriendo a un mercado más internacional. Jóvenes de todas partes del mundo, especialmente del oeste de Europa, tenemos esa intriga por descubrir los secretos que esas tierras esconden. Por lo que es un destino con un gran potencial turístico.
Cómo llegar a Sofia
La manera más sencilla para llegar a la capital es a través del aeropuerto de Sofia. No obstante, para los fanáticos de los road trips, deciros que mucha gente opta por moverse en coche de alquiler o autobús desde otras ciudades próximas en el norte de Grecia, Macedonia, Turquía o Rumanía.
Para ir desde el aeropuerto hasta el centro lo mejor es tomar el metro. El precio es el mismo independientemente de lo lejos que quieras llegar (1,6 LEV - 0,82€).
Aclaremos que a pesar de que Bulgaria es miembro de la Unión Europea desde 2007 todavía mantiene su propia moneda (levas) y no está previsto que cambie al euro hasta 2022. De todas maneras es fácil que puedan aceptar euros casi en cualquier restaurante o comercio. Aunque no es lo que nosotros recomendamos, ya que en muchos establecimientos intentan aprovecharse del cambio de moneda y lo hacen como les interesa. Te aseguro que al final del viaje puedes haber perdido mucho dinero si te limitas a pagar en euros. El cambio es sencillo: 1€ son aproximadamente 2 LEV por los que siempre habrá que dividir entre dos para saber cuánto estamos pagando.
Si llegáis bastante cargados de equipaje o viajáis en grupo a lo mejor os interesa tomar un taxi, viene a costar sobre 10€ y tan solo 15 minutos en llegar al centro.
Qué ver y hacer en Sofia
Bajo mi punto de vista dos días son suficientes para empaparte de lo mejor de la capital búlgara. Las principales atracciones turísticas están localizadas en el centro de la ciudad por lo que son fácilmente accesibles a pie. En un solo día puedes visitar los lugares primordiales, pero con dos días puedes ir con más calma y parándote más en los sitios.
En cuanto al alojamiento, nosotros habíamos reservado una habitación en el Hello Sofia Hostel & Guesthouse, con dormitorios con baño privado y una cocina común. Algo sencillo pero muy bien ubicado, a tan solo 500 metros del punto más céntrico de la ciudad. Con acceso a metro, tiendas, supermercados, restaurantes, etcétera.
Que no os engañe el aspecto exterior de los edificios, estos se ven bastante maltratados por el tiempo y totalmente descuidados; no obstante, por dentro están bien acondicionados y muchos están reformados. Fue el caso de nuestra guesthouse jaja.
Día 1. Visita a la ciudad de Sofia
La llegada a la capital fue entrada la noche, por lo que ese día no aprovechamos para ver nada. Nos quedamos en el alojamiento para descansar y comenzar bien temprano al día siguiente.
Lo primero que hicimos por la mañana fue acercarnos hasta el Mercado central de Sofia para ver como abrían los puestos y despertaba la vida diaria de los ciudadanos. Aprovechamos y desayunamos en una de las pastelerías. Cabe decir que el mercado no es un lugar muy frecuentado por turistas, por lo que se nos hizo un poco difícil entendernos con los vendedores, casi nadie hablaba inglés.
Mercado Central de Sofía
Después de desayunar salimos a contemplar la hermosa fachada de la sinagoga judía, que para nuestra desgracia nos quedamos sin visitar su interior debido a que estaba cerrada bajo mantenimiento.
Sinagoga judía de Sofía
Al otro lado del mercado se encuentra la plaza Banski, que recibe este nombre debido a que en ella estaban los baños públicos minerales de la ciudad, hoy en día el edificio se utiliza como sede del museo de historia regional. En la misma plaza destaca también la mezquita Banya Bashi, un templo construido durante la ocupación otomana.
Museo de Historia regional
Mezquita Banya Bashi
Justo en la parte opuesta de la mezquita comienza el complejo arqueológico de la ciudad de Serdica (antiguo nombre de la capital). Es cierto que quedan tan sólo las ruinas de lo que era en su origen, pero resulta de interés pasear por ellas. Por cierto, han utilizado las ruinas para hacer el acceso al metro, creando una plaza bajo tierra con algunas tiendas y cafeterías. Aquí encontramos también una de las iglesias con más edad de Sofia, Iglesia de Sveta Petka Samardzhiiska, del siglo XI, construida sobre una cripta romana.
Complejo arqueológico de la antigua Serdica
Iglesia de Sveta Petka Samardzhiiska
Para continuar quisimos unirnos al grupo de Free Sofia Tour. Pudiendo conocer en profundidad más cosas sobre la ciudad y, que mejor manera que haciéndolo de la mano de un guía experto. Somos muy fans de este tipo de tours ya que al ser gratuito, los guías quieren llevarse la mejor propina y por ello le ponen más ímpetu y ganas a la hora de contarte la historia de los monumentos a visitar. La empresa organiza tours en inglés y español y, aunque ofrecen tours en inglés varias veces a diario, en español nos tenemos que conformar con solamente tres veces por semana (jueves, sábado y domingo). Os dejamos más información aquí
El recorrido no comienza muy temprano. Se reúnen los domingos a las 11 am frente al Palacio de Justicia. El tour dura aproximadamente dos horas y se hace bastante ameno, porque aprendes anécdotas e historia a la vez que caminas por la ciudad.
Palacio de Justicia
Catedral de Sveta-Nedelya
Iglesia de Sveti Georgi
Plaza Nezavisimost
El free tour resulta muy interesante para así conocer más sobre Sofia. Aunque no pudimos visitar ninguna iglesia ni museo por dentro y, eso fue lo que hicimos el resto del día, entrar a los principales sitios que habíamos visto durante la mañana.
Hacia la una terminó el recorrido frente al símbolo de Sofia, la Catedral San Alexander Nevski, la más grande y opulenta de la ciudad. Así que aprovechamos y entramos al interior. La entrada a las iglesias es normalmente gratuita; sin embargo, en la mayoría permiten hacer fotografías pagando previamente un permiso de 10 lev.
No sabemos si porque era Pascua o por otra razón, detrás de la catedral había montado un mercado ambulante de ropa, comida y productos típicos búlgaros. Por lo que decidimos que podía ser un buen sitio para probar la gastronomía del país.
Había un puesto donde vendían un tipo de comida de la que no habíamos oído hablar nunca; Kebapche, algo similar en forma a una salchicha o longaniza, de carne de cerdo y res, muy típica de Bulgaria. Suele acompañarse de patatas fritas con queso (los búlgaros le ponen queso a prácticamente todo jajaja), aunque nosotros decidimos probar solamente la carne.
El Kebapche estaba muy bueno, recién hecho a la parrilla y con un toque ahumado peculiar. Tras haber descansado con vistas a la catedral sobre el césped, nos fuimos a ver el interior de una iglesia vecina suya, que quedaba justo al lado y que da nombre a la capital, la iglesia de Santa Sofia.
Esta iglesia de arquitectura paleocristiana se ubica donde se encontraba la necrópolis romana de la ciudad de Serdica (antiguo nombre de la capital). La iglesia se funda en el siglo VI y, no fue hasta el siglo XIV cuando el propio templo dio nombre a la ciudad, pues este edificio era el primero que divisaban los visitantes que llegaban hasta la ciudad. Por lo que en mi mente me imagino un exclamor por parte de los forasteros: ¡Ya estamos cerca, vemos Sofia!
Y sí, no me he olvidado ningún acento en el nombre de Sofia, que aunque en el resto del mundo tendamos a acentuar la "i", la realidad es que los búlgaros le ponen la énfasis en la "o", curiosidades que uno aprende jajaja.
Después de ver la iglesia modesta, si la comparamos con su compañera de delante (la catedral), cruzamos al otro lado de la calle para recorrer un pequeño mercado de pinturas, antigüedades y artesanía. Este "Flea Market" está conformado por apenas veinte puestos ambulantes, pero que resulta intersante porque siempre puedes encontrar un recuerdito que llevarte a casa.
A la otra parte del mercado destaca otra imponente iglesia que llama la atención en la ciudad, se trata de la Iglesia de San Nicolás el milagroso, más comúnmente conocidad como Iglesia Rusa. Llama la atención por sus pequeños detalles y su belleza. Como es la disposición de los azulejos multicolores o sus cúpulas doradas en forma de cebolla.
A tan solo 100 metros se encuentra el Parque de la Ciudad, como ya os comenté, todos los sitios a visitar están céntricos y muy juntos unos de otros.
El Parque de la Ciudad es el jardín más antiguo y céntrico de Sofia. Un espacio arbolado lleno de vida con gente de todas las edades, conversando, descansando, tocando instrumentos, jugando al ajedrez, etc. Sin duda un pequeño oásis de paz, que es lugar de encuentro de locales y turistas.
Teatro Nacional Ivan Vazov (frente al Parque de la Ciudad)
Nosotros tuvimos la oportunidad de ver el jardín en primavera y de los árboles no solamente colgaban las hojas y las primeras flores, sino también unos pequeños adornos de lana que nos llamaron la atención porque estaban repartidos por toda la ciudad. ¿Sabéis de qué puede tratarse?
Por supuesto quisimos saber qué eran y lo averiguamos. Este adorno se conoce por el nombre de martenitsa y, es un regalo que se intercambian amigos y familiares a comienzos de marzo. Éste debe lucirse durante todo el mes o hasta que veas una cigüeña.
Se hace artesanalmente con lana de color blanco y rojo. Estos dos colores simbolizan la pureza e inocencia y, la vitalidad y el amor, respectivamente.
La gente se regala un montón de cosas hechas en lana de esos dos colores, aunque lo que más vimos fueron muñecos y pulseras. En cualquier tienda de souvenirs podréis encontrarlos si viajás entre marzo y abril. Es tracidión colgarlos de los árboles para que acompañen a las primeras flores de la primavera y decoren, a su vez, la ciudad.
Se estaba acercando la tarde así que nos fuimos a recorrer la calle Vitosha, una calle peatonal de casi 800 metros que es la calle comercial por excelencia de la ciudad, donde se encuentran las tiendas más conocidas, los establecimientos de cadenas internacionales y restaurantes de renombre.
Esta calle nace en el Palacio de Justicia y llega hasta el Palacio Nacional de la Cultura, al sur del centro. Y recibe el nombre Vitosha porque así se llama la montaña que se divisa al final del bulevar. El monte Vitosha es otro de los símbolos de la ciudad y, en verano, es un lugar idóneo para pasar un día de excursión.
Yendo dirección sur se llega a otro lugar de reunión de locales: el gran parque que contiene el Palacio Nacional de la Cultura, un edificio de hormigón dejado caer sobre el parque, cual meteorito, muy propio de la arquitectura brutalista soviética. Muy tosco para mi gusto, aunque del parque me quedo con el mágnifico día que hacía. Había salido el sol y la gente salió a las calles como si lloviese dinero del cielo. Una delicia.
Tras descansar un rato al sol, nos fuimos hasta The Apartment, un bar de carácter hipster del que habíamos oído hablar y que nos llamó la atención por lo que leímos sobre él. The Apartment es una organización juvenil independiente creada para desarrollar ideas en los campos de la cultura urbana, las artes, la protección de los animales y la naturaleza. También organizan exposiciones de autores jóvenes, presentaciones de libros nuevos, pequeños conciertos, proyecciones gratuitas de directores de cine, escuelas y talleres de arte.
Como veis no les falta de nada. El local se encuentra en la segunda planta de una casa señorial con una carta de bebidas y aperitivos caseros. Allí podemos encontrar juegos de mesa, pinturas y hasta un piano por si te atreves a tocar jajaja. ¡Todo un descubrimiento este lugar!
Habiendo llenado el estómago con un té y un trozo de tarta (unos 5 euros en total) nos volvimos a la calle Vitosha para comprar algunos souvenirs y de paso ir pensando en qué sitio nos gustaría cenar.
Nos habían recomendado la taverna Hadjidragana, en una calle paralela a Vitosha, se trata de uno de los restaurantes más concurridos de la ciudad. Aunque en las fotos lo veáis vacío es porque nos quedamos hasta que cerró jaja.
Está ambientado en estilo tradicional, con gastronomía típica búlgara y cuenta con música folclórica en directo. Toda una experiencia.
Para cenar decidí no pasarme y comer algo no muy pesado. Uno de los platos más típicos es la ensalada shopska, extendida por toda Europa del Este, pero autóctona de la región de Sofia, así que había que probarla jajaja.
Es bastante sencilla, únicamente lleva tomate, pepino y queso (a casi todo en Bulgaria le ponen queso), aunque suele llevar también pimientos asados y aceitunas.
Si os habéis quedado con hambre, pedid Baklava, un postre más bien turco, pero que con el tiempo se ha incorporado a la gastronomía búlgara (también a la griega). Es un delicioso dulce hecho con masa de filo, pistachos y miel.
Después de cenar estaba oscureciendo, por lo que decidimos salir a fotografiar algunos de los monumentos de la ciudad, algo que nos encanta hacer siempre que visitamos un destino.
Tras ver los sitios más emblemáticos iluminados nos fuimos hasta el alojamiento para descanar. Al día siguiente temprano comenzábamos un nuevo viaje hacia el sur del país para visitar una de las maravillas de Bulgaria, el Monasterio de Rila.