Holanda

Amsterdam y Rotterdam


En el post de hoy os contaremos nuestra ruta de cuatro días por la bellísima Holanda, el itinerario que hicimos junto a algunos consejillos que podrán servirte en tu próximo viaje a Holanda.

El pasado mes de marzo tuvimos por fin la suerte de poder conocer este pequeño pero hermoso país que nos tenía locos desde hacia un tiempo. 
Nuestra corta estancia nos obligó a elegir de antemano la ruta que haríamos en el viaje y las cosas que queríamos visitar.
El avión tomaría tierra y partiría desde el mismo aeropuerto, Schiphol (aeropuerto de Amsterdam), ciudad que no pensábamos perdernos. Pero no queríamos irnos de Holanda sin conocer algo más fuera de la capital. Por eso incorporamos dos excursiones al viaje: Rotterdam y alrededores de Amsterdam.
El vuelo hasta Amsterdam se hizo ameno, volamos con la compañía Transavia, con la cual no habíamos volado nunca pero que me recordó al tipo de aerolineas como Vueling o Ryanair. 
No os he dicho que el viaje lo hice con un grupo de amigos, por lo que las dos horas de trayecto se nos pasaron rápido hablando y echándonos unas risas.
Era hora de comer cuando el avión tocó pista así que nos fuimos a comprar unos sandwiches, algo rápido y asequible antes de irnos a tomar el tren.

Si vuestra idea es ir a Amsterdam tenéis varias opciones para hacerlo:
- Tren hasta la Estación Central: 5,3€. Es la mejor opción en cuanto a precio y tiempo (15-20 min)
- Taxi o Uber: 45-50€
- Shuttle bus: un transfer que te haga el trayecto entre el aeropuerto y el hotel cuesta unos 14€ por persona.

Si por el contrario tu destino no es Amsterdam también puedes viajar en tren a otras ciudades del país (por ej. Rotterdam, Utrecht, La Haya, Delft...)



Nosotros tomamos el tren a Rotterdam y aprovechamos el trayecto entre el aeropuerto y la ciudad portuaria, que es de apenas media hora, para comernos los sandwiches.


Una vez llegamos a la estación central de Rotterdam caminamos hasta el que sería nuestro hotel para esa noche. Habíamos elegido posiblemente el edificio más famoso de la ciudad para hospedarnos. ¿Os suenan las Casas Cubo? Pues cuando nos enteramos que había un hostel en el complejo y con un precio bastante bueno no dudamos en reservarlo. Nos alojamos en el Stayokay Rotterdam Hostel. El precio creo que nos salió por 25-30€ por persona incl. desayuno. Además en el hostal puedes alquilar bicicletas, algo muy típico en este país, pues las calles están bien preparadas para la circulación de éstas.


Tras hacer el check-in y dejar las maletas en la habitación nos fuimos a pasear por el centro. La ciudad Rotterdam no es que sea muy grande, es fácil de recorrer a pie o en bicicleta, aunque si el tiempo no acompaña siempre puedes hacer uso de los autobuses. Eso sí, los billetes no son tan baratos como en España. Creo recordar que el precio era sobre 3 euros.

Frente a nuestro hostal está el Markthal, el mercado cubierto de la ciudad, lleno de restaurantes, cafeterías y tiendas gastronómicas. Es uno de los edificios más modernos de Rotterdam y siempre deja maravillado al visitante. Se trata de un edificio en forma de arco con un gran espacio comercial y viviendas. El colorido interior es todo un espectáculo para la vista. Aparecen representaciones de animales, flores y alimentos de miles de colores y tamaños que nos recuerdan que nos encontramos en un mercado muy variado.



La oferta gastronómica es muy amplia y todo parece súper apetecible. Nos propusimos volver para cenar porque todo tenía pintaza y olía estupendamente. 
A la puerta del mercado nace el entramado de calles comerciales que conforman el corazón del centro. Hoogstraat, Beursplein, Stadhuisplein y Lijnbaan son las calles con más vida comercial y, la ausencia de vehículos en ellas las hace perfectas para pasear e ir de compras.
Entre esta sucesión de calles destaca el edificio del ayuntamiento, un edificio que sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial. Pues Rotterdam está llena de edificios modernos y pocos son los edificios centenarios que quedan aún en pie.


Otro edificio que sobrevivió fue la iglesia de San Lorenzo. No la visitamos por dentro porque ya había cerrado cuando llegamos. La entrada es de 2 euros.


La ciudad de Rotterdam cuenta con el puerto más importante del país. En los últimos años arquitectos de renombre han querido incorporar sus diseños a este pedacito de la ciudad, por eso fuimos a dar un paseo por la orilla del río. En él encontramos el Erasmusburg ó Puente de Erasmo, símbolo de la ciudad.


Como se nos hizo tarde y, además por estos lares cenan pronto, volvimos al mercado para comer algo.
Nos llamó la atención un puesto de comida asiática. Un cuenco de fideos udon con verduras nos costó sobre 7 euros. Lo disfrutamos en una de las terrazas de los puestos del mercado.


Llenos nuestros estómagos nos fuimos al hotel a descansar. Al día siguiente debíamos levantarnos temprano pues teníamos prevista una visita.

- Día 2: Rotterdam y canales de Amsterdam
Hoy nos despertamos animados, con ganas de seguir conociendo Holanda. Al mediodía abandonaríamos Rotterdam para poner rumbo a la capital. Bajamos pronto a desayunar pues aún teníamos cosas que ver esa mañana.

La última visita que haríamos estaba algo alejada del centro por lo que tomamos el autobús 32 para llegar hasta el edificio por el que habíamos venido a Rotterdam, la Fábrica Van Nelle.
Se trata de un edificio industrial, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, de la década de los 30.  Cuenta con características de materialidad, iluminación, ventilación y calefacción bastante avanzadas para su época, es por eso por lo que se convirtió en un edificio tan relevante en el mundo de la arquitectura.



La visita a la fábrica fue realmente interesante. Pudimos explorar todas las estancias y la guía nos contó un montón de historias y anécdotas sobre la producción del café, té y tabaco.
Una vez finalizada la visita decidimos ir caminando hasta la estación de trenes. Al mediodía tomaríamos uno a Amsterdam.



El trayecto entre Rotterdam y Amsterdam es de aproximadamente 1 hora y el coste es de 16,4€
Compramos comida en la estación y nos la comimos durante el viaje.


Una vez llegamos a Amsterdam compramos billetes para el tranvía en la misma estación central de trenes. Estos tickets sirven tanto para metro, tranvía y autobús y, tienen un coste de 3€. 
Un consejo para ahorrar es que si en vuestro viaje por la capital lleváis idea de tomar bastante el transporte público compréis pases de varios días. 
Si te alojas en el centro lo más seguro es que no necesites el transporte urbano, pues las distancias no son muy extensas y es que la capital es fácil de recorrer a pie. Nosotros fuimos en tranvía este primer día porque íbamos cargados con maletas y demás.

La ciudad cuenta con una gran oferta en cuanto a alojamiento, eso sí, los precios suelen ser bastante altos. El centro es el mejor lugar para hospedarse y, dependiendo de cómo quieras que sea tu viaje, puedes hacerlo en hotel, hostal o apartamento. En páginas como airbnb puedes encontrar algunos apartamentos que son casas-barco amarradas en los canales de la ciudad. Una propuesta muy interesante.
Nosotros fuimos un poco más modestos y escogimos un hostal para las tres noches que pasaríamos en Amsterdam. Nos decantamos por el Hans Brinker Hostel por su localización y su precio bastante económico que además incluía desayuno. Para pasar un par de noches no está mal del todo, no tuvimos ningún problema durante nuestra estancia pero las habitaciones son polvorientas y a veces ruidosas.

Ya instalados en la habitación decidimos ponernos a pasear por los canales más próximos al hostal. Con la idea de llegar a una de las atracciones más importantes de la ciudad, la Casa de Ana Frank.







Esta iglesia es la Westerkerk (iglesia del oeste). Se encuentra en el canal Prinsengracht junto a la Casa de Ana Frank.

Para visitar la casa de esta famosa niña judía lo mejor es que compres tu entrada con antelación a través de su página web, pues las plazas son limitadas y suelen formarse largas colas para entrar.


Adultos: 10 €
Niños entre 10-17 años: 5€
Menores de 10 años: Gratis

Si seguimos recorriendo el canal dirección norte llegaremos al que dicen es el canal más bonito de Amsterdam, Brouwersgracht. Nosotros lo pillamos nublado y casi anocheciendo así que no podemos compararlo con los demás canales que vimos.
En el encuentro de Prinsengracht con Brouwersgracht encontramos una de las postales más fotografiadas de la ciudad. Edificios del siglo XVII con sus fachadas inclinadas. Éstas surgen debido a que muchas veces se empleaba el ático como almacén y, el hecho de sobresalir la parte superior permitía el ascenso de la mercancía sin dañar el resto de plantas.




Se nos hizo la hora de cenar y encontramos un sitio bastante bueno y no muy caro, el restaurante Abinish, en la calle Haarlemmerstraat. Vimos que tenía muy buena valoración en tripadvisor y además había variedad de platos con una amplia oferta para vegetarianos.
Después de cenar decidimos regresar al hostal recorriendo de nuevo los canales, esta vez de noche.




- Día 3: Zaanse Schans, Volendam y centro de Amsterdam

El cielo se despierta soleado, señal de que debemos aprovechar este día al máximo. Debido al buen tiempo decidimos dedicar las primeras horas de la jornada a conocer los alrededores de Amsterdam.
Las zonas más pintorescas, y por ello turísticas, cerca de Amsterdam son:
  • Zaanse Schans: se trata de un pueblo con molinos, casas del siglo XVII y XVIII, granja, fábrica de quesos, zuecos, chocolate...todo ello en un entorno de cuento entre ríos, lagos y campos.


  • Waterland: es una zona al norte de Amsterdam que cuenta con típicos pueblos holandeses de ensueño. Los más conocidos son Volendam, Edam y Marken. El primero es el más turístico y del que dicen es el pueblo más bello del país, el segundo es mundialmente conocido por el queso que lleva su nombre, el último vive de la pesca, es el menos turístico y por ello el más tranquilo.



Visitar las dos zonas en un mismo día es cansado pero no imposible. Durante los meses de verano se abre una ruta de autobús que une Zaanse Schans con Volendam y Edam, lo que hace más sencilla la combinación de ambas zonas en un mismo día. No obstante el resto del año no existe dicha conexión y la única forma de hacerlo es a través de Amsterdam. Nosotros viajamos en pleno mes de marzo así que  tuvimos que pasar por la estación un par de veces ese día.

Para poder recorrer los alrededores de Amsterdam durante todo el día compramos la tarjeta Amsterdam & region travel ticket. El billete nos costó 18,5€ por persona y nos permitía tomar cualquier transporte público durante ese día. Existen pases de más días. Es la manera más económica de ver ambas zonas. Si solamente estás interesado en visitar Zaanse Schans quizás te conviene hacer el trayecto en tren (es más rápido y no mucho más caro). Si solamente quieres viajar hasta la zona de Waterland está el Waterland ticket que te permite coger ilimitados autobuses en la zona. Precio de 10€, uso durante 24 horas.
Todos los billetes pueden comprarse en la misma estación central, que es tanto de trenes como de buses.
Para viajar hasta Zaanse Schans tomamos el bus 391 y el trayecto tiene una duración de 40 minutos.
La parada para apearse es la última y donde se baja la mayoría de la gente. La frecuencia de buses suele ser de entre 20 y 30 minutos pero podéis mirar los horarios en las misma parada.

Antes de adentrarnos en el pueblo de Zaanse Schans habíamos visto en internet la existencia de una plataforma de madera próxima a la parada de autobús con unas vistas de escándalo, así que fuimos a buscarla. La encontramos al norte del aparcamiento, junto al museo Zaans, con una vista impresionante.



Después de unas cuantas fotografías nos acercamos al pueblo para conocer todos los rincones del lugar. 
No olvides entrar a la quesería, está llena de quesos de cientos de sabores que puedes probar gratuitamente. Algunos tan extraños como el queso de lavanda o de coco. En la fábrica de zuecos hay calzado de todos los colores y tamaños posibles, si tienes suerte podrás ver cómo los hacen de manera artesanal.
Estas experiencias son gratuitas, menos la entrada a cada molino que es de pago y tiene un coste de unos 3 euros.





Si no quieres gastarte mucho dinero siempre puedes pasear por el pueblo y contemplar el paisaje. Todo es muy pintoresco y seguro echas el rato haciendo miles de fotos jaja






Una vez visto Zaanse Schans, serían sobre las 11.30-12, nos fuimos a la parada de autobús para volver a la estación central de Amsterdam. Nuestra intención era irnos a conocer Volendam al mediodía. Como os he comentado antes, en los meses de julio y agosto sí hay un autobús que une ambos pueblos (Bus nº 817), pero por encontrarnos en invierno teníamos sí o sí que pasar antes por Amsterdam.
En la estación de la capital puedes tomar los buses 110 y 316 para ir tanto a Volendam como a Edam. Si tu destino es Marken toma el bus 315.
El trayecto entre Amsterdam y Volendam Centrum es de 30 minutos. Y si continúas en unos 10 minutos llegas a Edam.


El pueblo de Volendam es pequeño y se puede recorrer a pie en un par de horas. El puerto es su mayor atractivo, en él están todas las tiendas, los museos y los restaurantes. 
Como era hora de comer decidimos probar el Fish and Chips y tomárnoslo en un banco frente al lago.
Eso sí, ten mucho cuidado con la comida porque seguro en seguida te verás rodeado de pájaros jaja




Desde el puerto pueden tomarse barcos que hacen el trayecto entre Volendam y Marken. Hay cada 30-45 minutos. El trayecto es de unos 30 minutos y tiene un coste de 8€ la ida y, 11,5€ ida y vuelta (precio adulto)

En Volendam, al igual que en Zaanse Schans hay muchas atracciones que visitar. Hay una fábrica de queso, una de zuecos y también otra de stroopwafels.
Los stroopwafels son unas galletas redondas típicas holandesas. Se asemejan a un gofre y están rellenas de caramelo. Podrás encontrarlas por todo el país aunque siempre a distintos precios. Puedes comprarlas en tiendas de souvenirs o en los supermercados, aquí estaban bastante bien de precio



Imagen relacionada

Si todavía seguís con fuerzas y el día os acompaña, Volendam es el punto de partida perfecto para recorrer Waterland, los pueblos de Edam y Marken son de fácil acceso desde aquí.

Edam es un pintoresco pueblo famoso por el queso del mismo nombre.
El mejor día para visitarlo creemos que es el miércoles. En los meses de julio y agosto se celebra un mercado de queso que es bonito de ver. Los locales se visten con su traje regional y cargan quesos verdaderamente grandes.
Debido a viajar fuera de la época veraniega y encima tener poco tiempo, nos quedamos sin conocer Edam.
Pero hay que ver el lado positivo, así tenemos una excusa para volver otro año en verano. Pues nos quedamos con ganas de descubrir el pueblo pesquero de Marken y degustar el queso en Edam.

- Día 4: Centro de Amsterdam

El centro de la capital bien merece un día entero para recorrerlo. Es bueno desconectar y deambular sin rumbo alguno por las calles bañadas por los canales. El sonido del agua acompañado del frescor de los árboles son la combinación idónea para una placentera caminata. Además cada esquina esconde una fotografía inesperada y encontrarás cientos de rincones agradables.
A la vez que disfrutas del casco histórico no hay que olvidarse de algunos atractivos del  centro de la ciudad que irás encontrando a cada paso que das.


Nosotros comenzamos la mañana en el mercado de las flores. Abre de 9 a 17h. El mejor momento para venir es por la mañana. Las flores aún se notan frescas y desprenden un buen olor a lo largo de las casetas. En este lugar no sólo tienen los típicos tulipanes holandeses. Hay gran variedad de flores de todos los colores y, debido a que se ha vuelto un sitio bastante turístico, también encontrarás souvenirs a buenos precios. Camisetas, imanes, chapas, tazas, llaveros, semillas...una amplia cantidad de recuerdos que poder llevaros a casa.



 Al otro lado del canal nace Kalverstraat, una calle peatonal llena de tiendas y restaurantes perfecta para evadirse un poco del tráfico de los coches, tranvías y bicicletas. Es una de las calles comerciales por excelencia, en ella se encuentran las tiendas de las marcas y cadenas más internacionales.

Siguiendo a la muchedumbre llegarás a la plaza Spui, uno de los sitios más concurridos del centro y donde visitaremos otra de las atracciones de la ciudad.
En la misma plaza está la entrada a Begijnhof, un patio de manzana rodeado por casas de mediados del siglo XIV. Son casas verdaderamente antiguas, de cuando se fundó la ciudad de Amsterdam. De hecho, la casa más antigua se encuentra en este complejo. Esta breve parada nos sirve para sumergirnos en un remanso de paz y tranquilidad en pleno centro de la capital.



Continuando por Kalverstraat vamos a morir a la plaza principal, la plaza Dam, que significa dique en holandés y, de ahí el nombre de Amsterdam, dique sobre el Amstel, el río que baña la ciudad.
Esta enorme plaza está llena de vida a cualquier hora. La presiden el Palacio Real y el monumento nacional, además está envuelta por hermosos edificios con algunos de los museos más conocidos, como por ejemplo el museo de cera Madame Tussauds o el museo Ripley's de cosas extrañas. 
Si estáis cansados de andar y lleváis idea de dar un paseo por el centro en carruaje de caballos aquí encontraréis bastante oferta.




Al lado del palacio está la Nieuwe Kerk ó Iglesia Nueva. La entrada es de pago debido a que hace las veces de centro de exposiciones de arte y fotografía.
A la derecha de la iglesia divisamos otra de las calles comerciales por excelencia, Nieuwendijk, es como si fuera la continuación de Kalverstraat hacia la Esctación Central.
La estación de trenes la tenemos más que vista pues en los días anteriores la pisamos varias veces. Pero junto al lugar de partida de trenes y buses hay otros atractivos de la ciudad que no queríamos  dejar de visitar.


La Bolsa de Berlage es uno de los edificios más importantes de la época de esplendor del siglo XVII, cuando realmente creció y se desarrolló el casco antiguo gracias al comercio marítimo. Fue también cuando se llevó a cabo la construcción de los canales principales.

A unos pasos del edificio de la Bolsa se encuentra Damrak, un embarcadero desde donde salen la mayoría de cruceros por los canales y que tiene una de las estampas más reconocibles de Amsterdam.




Dirigiéndonos hacia la estación divisamos una imponente iglesia coronada por una gran cúpula. Era la basílica de San Nicolás. Un edificio verdaderamente grande que podríamos ver el resto del día desde diferentes puntos de la ciudad.


Toda la zona que rodea la estación cuenta con varios aparcamientos de bicicletas y es aquí donde te das cuenta de la importancia de este medio de transporte para este país. Y es que dicen que en Holanda hay más bicicletas que holandeses, la verdad que es fácil de creer jaja.


Al fondo de la imagen vemos uno de los museos más importantes de la ciudad, el  museo de ciencia y tecnología Nemo. Es un buen lugar para ir si eres un apasionado de la ciencia o viajas con niños. Nosotros no entramos por falta de tiempo y porque era bastante caro. No obstante, quisimos subir a la cubierta para contemplar las vistas.
Para tener otra perspectiva subimos también a la terraza de la cafetería de la Biblioteca Pública de Amsterdam, junto al Nemo.

 Gran Hotel Amrâth y restaurante chino Sea Palace


Vistas desde la Biblioteca Pública de Amsterdam

Museo Nemo
Adultos: 16,5€
Niños menores de 4 años: Gratis
Universitarios con tarjeta: 8,25€
Acceder a la cubierta: Gratis

Vistas desde la cubierta del Nemo


Torre Montelbaanstoren

Tras disfrutar de las panorámicas nos encaminamos de nuevo hacia el centro. Visitaremos uno de los atractivos más nombrados de la ciudad, el barrio rojo. 
Amsterdam es mundialmente conocida como la ciudad liberal, la San Francisco europea. Donde la marihuana y la prostitución son legales y todo un reclamo turístico.
Cientos de jóvenes llegan a esta ciudad con intención de "pillarse una buena" y se ha puesto tan de moda que en los coffee shops, bares donde está permitida la venta y consumo de marihuana, han desarrollado múltiples formas para tomarla: fumándola en pipas de agua, beberla en infusiones e incluso comiéndola en pasteles y magdalenas hechos con cannabis.

Pero si tu intención no es otra que simplemente pasear por el barrio rojo también puedes hacerlo, es un barrio seguro. Beber alcohol en la calle no está permitido y tampoco está bien visto que vayas haciendo fotos a los escaparates donde se encuentran las jóvenes prostitutas. Más que nada porque puedes terminar con la cámara en el canal si algún portero de club se enfada. Así que al anochecer yo me guardaría la cámara.


En los últimos años el barrio rojo se ha reducido a un par de calles, siendo la más concurrida la calle Oudezijds Achterburgwal. Aunque la zona es bonita de recorrer pues encontrarás imágenes verdaderamente espectaculares.



Calle Groenburgwal


Después de llevar todo el día pateando nos volvimos hacia hotel. Antes cenamos en Leidseplein, para nosotros una de las mejores zonas para comer algo, pues está llena de restaurantes de todos los gustos. Tras la cena no fuimos a dormir, al día siguiente sería nuestra última jornada del viaje.


- Día 5: Zona de los museos
Los dos museos más conocidos de Amsterdam y también de Holanda se encuentran al sur del centro. Cerca de Leidseplein, donde habíamos cenado la noche anterior.
Llegamos temprano al Rijksmuseum, el museo más visitado del país y una de las pinacotecas más importantes del mundo. Cuenta con obras maestras de autores holandeses de gran relevancia como Rembrandt, Vermeer, Van Gogh, Van Ruisdael, etc


Adultos: 17,5€
Menores de 19 años: Gratis

La fachada del museo atrae a miles de turistas desde que se colocaron las letras "I amsterdam", son todo un reclamo para fotografiar. La gente incluso se sube sobre las letras para sacarse la mejor imagen. 


Frente a éste está el otro museo más importante del país, el Museo Van Gogh. Un centro expresamente dedicado a la vida y obra del pintor holandés más famoso de todos los tiempos.
Por falta de tiempo no pudimos visitarlo y es por ello que lo dejamos para otra ocasión.


Adultos: 18€
Menores de 18 años: Gratis

De camino al hotel nos adentramos en Vondelpark, el pulmón verde de Amsterdam, pues todavía nos quedaban unos minutillos antes de que tuviésemos que ir a recoger nuestras maletas para ir al aeropuerto.


Disfrutamos un rato del parque y respiramos por última vez ese aire holandés que tanto nos había gustado y, que terminó conquistándonos para que volvamos dentro de un tiempo a conocer los lugares que aún nos quedan por descubrir.

Hasta pronto Holanda